Reseña

“A pesar del desencanto del que buscan contagiarnos como enfermedad terminal, hay un movimiento que crece como conciencia histórica, que se ‘encuerpa’ desde la memoria y cambia -nos cambia- la vida cotidiana, los modos de estar en el mundo, de ser y de crecer. Son colectivos que se van multiplicando entre las mujeres y las disidencias sexuales, que asumen el feminismo como modo de desafiar las múltiples opresiones producidas por el capitalismo colonial y patriarcal. Son feminismos nacidos en las luchas del pueblo, feminismos indígenas, campesinos, de trabajadoras de doble y triple jornada. Feminismos de sujetas no sujetadas, que se organizan para responder colectivamente a los desafíos de la sobrevivencia. No son un relato para entendidas, sino una práctica rebelde, y una teoría que se amasa en los comedores populares. La diversidad de experiencias de los feminismos populares, se amplían en clave de resistencia, rebeldía, en diversos modos de auto-organizarnos y de encontrarnos y dialogar con otrxs. Feminsimos populares que buscan los modos de desorganizar la violencia del capitalismo colonial y patriarcal, desde nuestros cuerpos entrenados para resistir, para cuidar, para abrazar y para combatir de las formas necesarias en cada etapa. Se trata de feminismos que hacen y defienden, que cuidan y critican, que son parte y que cuestionan las revoluciones socialistas y antipatriarcales. Feminismos comunitarios que se descubren el colonialismo y su voracidad extractivista. Feminismos campesinos que atesoran las semillas como patrimonio de la humanidad y enseñan los misterios de la soberanía alimentaria. Feminismos que se levantan desde nuestros territorios cuerpos y territorios tierras, y revolucionan las revoluciones ganadas y perdidas. Feminismos en revolución.
Claudia Korol”