“Obras patrimoniales de los años 1851 y 1872 retornan a las librerías para dar cuenta de lo que se cocía en los fogones chilenos y nos regresan las recetas de aquellos tiempos pretéritos en ediciones facsimilares Libros de autores anónimos, los primeros manuales de cocina publicados en Chile.

“Este no es un libro de recetas para hacer hoy (por lo menos, no todas). Hay sabores que provocarían disgustos aún en el más experimental de los desgustadores (como las salsas de leche). Hay otras proteínas, como capones y pichones. Y un reloj vital mucho más pausado también, tanto para preparar estas viandas como para posteriormente consumirlas y luego deglutirlas”. Esteban Cabezas.”